Alambres

Delimitar un espacio es un modo de punzar y tensar la cuerda. No lo podemos todo. Tenemos un límite y en ese terreno alambrado se funda nuestra posibilidad de saltar la valla, de mirar desde afuera ese territorio propio.
Nos reconocemos como seres pertenecientes a una historia, a una tradición, a un lugar pero con el deseo inesperado de partir. El río plateado de la fuga. El metal maleable que brilla, crece y se achica según nuestro ánimo con el mundo.
Alambres electrificados. Alambres de púa. Alambres que delimitan un "campo explotado por". Alambres con los que arreglamos todo.

lunes, 7 de junio de 2010

La Tarea


La Tarea” es un libro de poemas de Andrea López Kosak que ha sido seleccionado por el sello chileno “Manual Ediciones” para ser publicado en el transcurso de este año.

Por Anna Pinotti

La tarea, el espacio de contención, pendiendo de una cuerda donde equilibrar el peso cuando la realidad se transforma incómoda. El recuerdo nítido de un sueño y la duda, se imponen, se está despierto o despierto. A medida que avanzamos en La Tarea, el compromiso será seguir cada huella y cargarla para que el balanceo no nos precipite. ¿Uno más? De ningún modo, en ese filo la voz que “cuenta” deja evidente la distancia, sin embargo la memoria parece hacerla parte de la manada para definirla. Afuera y adentro el pulso es contundente, no hay marcha atrás. El lugar a ocupar es el riesgo cuando los valores se ponen en juego. Entonces la cuerda tiembla, toda la tensión hacia el mismo lado sin tocar el suelo, el cálculo debe ser exacto, antes de moverse, moverse. Una ma-nada una suma que se cuenta al revés, esa conciencia de finitud, un saber siguiendo las cicatrices, ante la falta, lo que no se forma, lo que no se termina de manifestar, los límites contenidos en una canción infantil, un elefante, dos tres…hasta perder el sentido. ¿Cuál es la tarea? ¿Hacer justicia? Reasignar en el tránsito, la forma de lo que se arrastra. ¿La herencia? El tejido imposible parece que resiste todas las condiciones/conexiones. El reflejo, ese filo donde se provoca a ver si cede, pero no, la tela nos contiene a todos, se adapta, nos adapta. La violencia que implica saber que esa no es la salida. Y una vez más deja el hilo suelto. ¿Y si no puedo dormir?
“Ver ver no poder creer” dijo Susana Thenon, lo desesperante, lo que no se confirma a no ser por la marca, ese ombligo, punto eje donde se comienza a tejer y del cual nos alejamos a medida que el balanceo se produce, reproduce y oscurece a la sombra del elefante.

2 comentarios: